jueves, 7 de octubre de 2010

El Cabril : cementerio nuclear

El único cementerio nuclear español, acondicionado para materiales de baja y media actividad (con una vida máxima de 300 años) esta situado en el término municipal de Hornachuelos, a 80 kilómetros de Córdoba en línea recta, en pleno corazón de Sierra Morena, El Cabril almacenaba a comienzos de este año 16.279 metros cúbicos de basura (el 28% de su capacidad). Alrededor de las instalaciones, que ocupan 15 hectáreas de monte habitadas por ciervos, buitres y conejos, funcionan 36 puntos de control del aire, el agua y la vegetación. Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) asegura que no se emite nada al exterior y que no existe más radiactividad que la natural -el origen del complejo está en una mina de uranio ya agotada-. El Cabril se compone de oficinas, laboratorios, instalaciones para recibir y acondicionar los residuos, una incineradora, celdas de almacenamiento, una piscina de agua y un depósito ciego para potenciales filtraciones.

Todos los días llega un camión procedente de alguno de los nueve reactores nucleares españoles (producen el 33% de la electricidad de este país). Y cada semana arriban dos camionetas cargadas con material contaminado de unos 600 hospitales y centros de investigación. En total, suman 2.000 toneladas anuales, que, en el futuro, serán cubiertas por dos metros de tierra tachonada de árboles. Éste tratamiento ha sido copiado de Francia.

Las actuales instalaciones de El Cabril reemplazaron hace siete años a unos pabellones donde se apilaban los bidones radiactivos. Con anterioridad, se amontonaban en la vieja mina de uranio(Donde ahora está el cementerio nuclear). Ahora, Enresa los ficha minuciosamente y los guarda luego en unos cubos de hormigón. El contenido es, básicamente, de dos tipos. Por un lado, están los bidones de las centrales nucleares ,el 90% del total, acondicionados con un tercio de material radiactivo y dos tercios de cemento. Otros residuos ,generados por hospitales y otras instalaciones, han de ser incinerados o compactados en El Cabril antes de introducirlos en los cubos.

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